Que mi dinero no es mio????


No recuerdo haber visto a nadie orando con tanta humildad como el señor X cuando estaba comenzando su negocio. Lo más importante para él era Dios. Sabía que sin su ayuda fracasaría.
Así que, además de trabajar duro, oraba día y noche. Tenía humildad, tenía sencillez, tenía amigos.
Un día Dios le concedió el éxito económico. Y entonces su humildad se transformó en autosuficiencia, su sencillez en altanería, y sus viejos amigos fueron desplazados por nuevos “amigos”.
Dios dejó de ser lo primero. Ahora lo primero para el pobre señor X era su dinero.
Antes tenía un Padre; ahora tenía un amo. ¿Qué amo? ¡Su dinero! Él creyó que su dinero era de él y resultó al revés, porque el dinero lo cambió a él. Lo hizo esclavo.
¿Conoce usted casos como éste? Felizmente estoy enterado de muchos casos de personas que hacen lo contrario, es decir, que no son servidores de su dinero, sino que usan su dinero para servir a Dios.
Que donan dinero con la condición que no se publique, ni se haga ningún tipo de propaganda.
Un ejemplo es M. T., profesional de considerable éxito económico, quien no sólo hace donaciones de dinero a favor de personas pobres, sino que dedica semanalmente unas horas de su valioso tiempo para trabajar gratuitamente en obras de bien social.